Lectura recomendada: El ADN de la memoria. Fosas del franquismo: semillas de memoria.

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Marzo de 2023

Vital es conocer la vida de quienes hicieron realidad unas ideas que hemos hecho nuestras; pero a la vez vital es conocer su trágica muerte. Solo así no perderemos nunca su memoria; solo así comprenderemos todo lo que hicieron; solo así, entenderemos, no solo el horizonte hacia donde queremos que ir, sino quizá algo más importante, quiénes son los que nos dijeron hacia dónde ir.

Pablo Martínez Cosinou recogió en un pequeño vídeo, para la Exposición el ADN de la Memoria organizada por la Asociación Nuestra Memoria, los testimonios de las familias que solo han querido saber dónde están los restos de sus familiares, que no caigan en el olvido y poder enterrarlos con dignidad.

La exposición de estas 35 fotografías pretende visibilizar el trabajo que se está haciendo desde las asociaciones memorialistas y su reivindicación: Memoria, Verdad, Justicia y Reparación. Algo que han tenido que arañar poco a poco, puesto que no se les ha dado prácticamente nada en toda la democracia, ni por parte de quienes han gobernado este país, ni por los que decían que representaban las mismas ideas por las que fueron asesinados por aquellos que dieron el golpe de Estado en 1936, vencieron, ejercieron la represión y solo así gobernaron más de cuarenta años.

Desde hace veinte años se ha impulsado el estudio y la difusión de los conocimientos que denominamos Memoria Histórica. Una nueva generación de jóvenes se acercó a la Guerra Civil española gracias, por ejemplo, a la película Tierra y Libertad o al libro Soldados de Salamina, pero siempre quedaba pendiente hablar de las víctimas del franquismo.

Solo las familias, tras asumir que fue un auténtico genocidio contra todas las personas que pudieran sembrar futuro para el movimiento obrero español, y tras entender por qué murieron sus seres queridos, han sido quienes han mostrado la perseverancia para contarnos la Historia tal y como fue. Afortunadamente, también ha habido historiadores, documentalistas, cineastas, etc. o simplemente personas voluntarias que, con su trabajo, han mostrado estos testimonios y los han divulgado.

Es esperanzador comprobar cómo los nietos y las nietas han recuperado la memoria; han superado el trauma, el luto y han conseguido salir del dolor de la fotografía para salir a la calle. Este movimiento ha transformado el dolor en lucha. A pesar de la violencia ejercida, a pesar del tiempo y de los obstáculos, la memoria persiste. Nuestro deber es acompañarlos siempre.