La inflación como forma de guerra de clases

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Octubre de 2022

Tras años en los que la inflación se mantuvo por debajo del 2%, ha vuelto a los países occidentales. (…) Las clases trabajadoras pagan cada vez más por la gasolina, la calefacción, la electricidad, la construcción o el mantenimiento de sus viviendas, pero también por muchos productos alimenticios. Para ellos, el retorno de la inflación significa una dificultad adicional. Para TotalEnergies, con 16.000 millones de euros en 2021, y las grandes empresas capitalistas, en cambio, es un beneficio récord. La inflación es uno de los mecanismos por los que la clase capitalista reduce la parte de la riqueza que va a parar a los trabajadores.

El método Coué (autosugestión) de los economistas

Desde hace meses, los economistas discuten sobre si esta inflación será temporal o duradera. Muchos repiten que sólo se trata de una reacción contra la pandemia de Covid; el resultado de una escasez cíclica de ciertos materiales, como los semiconductores, que está perturbando la fabricación de automóviles, la desorganización temporal de la cadena de producción mundial y el transporte marítimo. Otros señalan el calor extremo en Canadá, que habría provocado malas cosechas de trigo, y luego la especulación con los cereales, como motivo del aumento del precio de la harina o la pasta.(…).

Los economistas examinan los indicadores y elaboran nuevas teorías cuando las anteriores fallan, pero hablan a ciegas. Patrick Artus , economista del banco Natixis y prolífico columnista en la prensa, lo reconocía hace unos meses: “Ya no tenemos una teoría relevante de la inflación.(…).

Como muestra de la naturaleza incontrolable de la economía capitalista, cabe destacar que ahora que la inflación está volviendo, y está muy por encima del 2%, los bancos centrales no están subiendo sus tipos, o lo están haciendo muy poco. La burguesía está tan dopada por el dinero fácil, el endeudamiento público y privado es tan masivo y generalizado, que una vuelta a los tipos altos podría provocar quiebras y acelerar la crisis. Esto hace que los banqueros centrales duden, buscando justificaciones y minimizando el retorno de la inflación, para no subir sus tipos.

(…) Una de las razones de esta estabilidad a largo plazo de los precios (en las últimas décadas) es que los salarios han bajado durante varias décadas por una serie de factores: la presión del desempleo, la precarización de los trabajadores, el aumento del ritmo y la intensidad del trabajo, la descualificación de los puestos de trabajo como consecuencia de la informatización y las deslocalizaciones a países donde los salarios son bajos. (…).

La inflación es una manifestación de la lucha entre los capitalistas por el reparto de la plusvalía y, al final, como son las clases trabajadoras las que pagan, de la lucha de clases entre trabajadores y capitalistas. En una entrevista del 8 de febrero de 2022, Artus lo expresa así: “La inflación se produce cuando las empresas sienten que sus márgenes de beneficio son demasiado bajos: por tanto, reaccionan aumentando sus precios de venta. Por tanto, la inflación es siempre el resultado de un intento de las empresas por recuperar su rentabilidad”[2]. (…).

Los intereses de los trabajadores frente a los del capital

Se mire como se mire, la factura se presentará a los trabajadores. Los cientos de miles de millones invertidos por el Estado al servicio de los capitalistas no se invertirán en hospitales, residencias de ancianos o escuelas. La deuda pública que se engrosará aún más se sumará a la subida de los precios de la energía para alimentar la inflación de todos los productos vitales para los trabajadores.

Algunos economistas lo dicen abiertamente. Patrick Artus, por ejemplo, afirma: “La rápida transición energética provocará, en primer lugar, un fuerte aumento del precio de la energía, así como de ciertos bienes. Las estimaciones indican que el precio de la energía podría duplicarse (en euros constantes) en los próximos veinte años. […] Los hogares con bajos ingresos se enfrentarán, por tanto, a esta fuerte subida del precio de la energía y también del precio de los coches”(Les Échos, 11/10/21).(…).

Por lo tanto, los trabajadores están advertidos: si no quieren caer en la pobreza, la única manera es emprender una lucha contra la patronal para conseguir aumentos generales masivos de salarios y pensiones. Los salarios deben ser pagados íntegramente por la patronal a partir de sus enormes márgenes (¡recuerden los 137.000 millones de euros de beneficios en 2021 sólo para las empresas del CAC 40( en España el Ibex35)!) y no por el Estado, en forma de exenciones de las cotizaciones a la seguridad social o de primas diversas, como proponen la mayoría de los candidatos a la presidencia. Como desarrolla Nathalie Arthaud en esta campaña, el mínimo para vivir es de 2.000 euros netos al mes. ¿Le parece imposible? Pero no se concederá ningún aumento sin una lucha decidida. Las numerosas huelgas que han tenido lugar en toda Francia sobre los salarios demuestran que, incluso para conseguir un aumento de 50 o 60 euros anuales, los trabajadores tienen que luchar. Para luchar contra 200 o 500 euros de aumento se requerirá el mismo nivel de combatividad, la misma determinación. La imposición de estos aumentos no puede hacerse empresa por empresa, sector por sector. Los empresarios sólo los concederán si temen un contagio de las luchas, una explosión social.

Para no ser alcanzados inmediatamente por el aumento de la inflación, después de esa recuperación, los salarios y las pensiones tendrán que ser indexados a los precios. Los salarios, las pensiones y las prestaciones deben aumentar en consonancia con los incrementos que se pueden medir al llenar el coche de gasolina o al llenar el carro de la compra. Esta indexación de los salarios debe ir acompañada de un control directo por parte de los consumidores, de los trabajadores, de la evolución de los precios. (…).

Básicamente, la única manera de suprimir la inflación, es decir, de evitar que un número cada vez más reducido de ricos acapare la riqueza creada por los trabajadores mientras la gran mayoría de la población se empobrece, es arrebatar el poder a los capitalistas y expropiarlos. Las grandes empresas utilizan hoy sus poderosos medios de identificación, planificación y producción para hacer subir los precios y aumentar sus beneficios. En manos de los trabajadores, estos mismos medios pueden servir para satisfacer todas las necesidades humanas, minimizando el tiempo de trabajo humano y los costes energéticos y medioambientales.

20 de febrero 2022. Fragmentos de un artículo publicado en Lutte de Classe nº222.