Los obreros de Sintel en lucha

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Mayo, Junio y Julio de 2001

Desde el 29 de enero los obreros de Sintel están acampados en el paseo de La Castellana, en Madrid, frente al ministerio de Ciencia y Tecnología. Llevan tres meses en lucha exigiendo sus salarios que se les adeudan desde hace ya 8 meses en abril. Desde 1997 los trabajadores están sometidos a regulaciones de empleo, expedientes de extinción de empleo y para el colmo una suspensión de pagos desde junio. 1800 obreros que se han plantado a vivir enfrente del ministerio y al lado de su antigua empresa matriz Telefónica. Han construido un poblado con tiendas de campaña, toldos y casetas de madera. El agua y la luz la toman de la vía pública y utilizan sus conocimientos de telecomunicaciones para organizar la infraestructura que le permite subsistir con los saneamientos adecuados. Su determinación de resistir acampados en la calle hasta conseguir sus salarios adeudados y de mantener sus puestos de trabajo es síntoma del carácter combativo de la plantilla.

Subiendo el Paseo de la Castellana, nos encontramos con una pancarta que recibe al peatón que llega por el sur. La pancarta nos dice con ironía esta determinación de resistir: ¡Señor ministro, feliz navidad!. Como una piña han respondido las mujeres y familiares apoyando a los obreros realizando manifestaciones, asambleas en otras empresas y barrios, encerrándose en la catedral, realizando actos públicos de protesta. La admiración por su resistencia está acogiendo la simpatía de los madrileños, llevando a que grupos de trabajadores sostengan con comida, y dinero el campamento. Por ejemplo trabajadores de El Corte Inglés de Preciados han recogido dinero y están preparando para el día 5 de mayo una Feria, a la manera de la fiesta sevillana que acontece en estos días, pero obrera, con actuaciones musicales y el apoyo de la población.

En 1996 Sintel fue vendida a un empresario cubano de Miami, Mas Canosa conocido por su anticastrismo y ligado a la mafia cubano-americana. La venta fue realizada por 4.900 millones de pesetas de los cuales sólo ha cobrado Telefónica 600. Sólo el patrimonio inmobiliario era de 21.000 millones que se apropió Telefónica por impago de Canosa valorándolo en 6.000 millones. Este regalo se hace más patente cuando Mas Canosa ha vendió a su vez la empresa por el precio simbólico de 2 euros a Carlos Gila que según las últimas informaciones de la prensa ha abandonado la empresa. A pesar de estas ventas, que esconden prácticas financieras oscuras durante los años 96, 97, 98 y 99 Sintel obtuvo en total de 8.000 millones de pesetas, al amparo de la expansión del sector. Beneficios que han volado dejando la empresa estrangulada y en suspensión de pagos. Este robo realizado a los trabajadores se hace, además, con la complicidad del gobierno y de Telefónica que avalan las operaciones y que por parte de ésta ha retirado la cartera de pedidos.

Los obreros de Sintel muestran que la lucha de clases sigue

La lucha de estos trabajadores muestra la situación de la clase obrera en España. Su situación no es única. Responde a la estrategia del capital contra los trabajadores. Sin embargo la respuesta de estos compañeros es la primera que contra los despidos y por sus salarios están poniendo de relieve que los trabajadores luchan contra esta política del capital de fragmentar a través de las subcontrataciones y la precariedad a los obreros. Hay también, una política desde la izquierda de ocultar la realidad de la lucha de clases, como si la clase trabajadora hubiera desaparecido en un mosaico de movimientos sociales. Esta difuminación de nuestras posiciones de clase es propia de la burguesía y se está manifestando en la ocultación de los medios de comunicación de este conflicto.

Mientras tanto los medios de comunicación han intentado hacer el vacío a esta lucha. Después de meses en lucha y acampados frente al ministerio pocas cadenas de televisión han expuesto el conflicto. La mayoría de ellas ocultan el problema. Si, acaso una breve nota aislada. Los medios escritos más de lo mismo. Cuando la clase obrera lucha con determinación existe toda una estrategia de ocultación de los trabajadores como clase. Pues es necesario para la burguesía de que los obreros no existan que sí como fuerza de trabajo explotada. Incluso para la izquierda que repite como cotorra la nueva modernidad, he desaparecido hasta el lenguaje que identifica nuestra realidad la del trabajo. Poco se habla de capitalismo, mucho de neoliberalismo, mucho de movimientos sociales o sindicalismo domesticado, poco a casi nada de clase obrera. Hasta el término trabajador es sustituido por "empleados" y "empleadores".

Los problemas de los trabajadores y los de Sintel ahora son los mismos. Nunca en la historia de nuestro país y por no decir del mundo entero la clase trabajadora ha sido tan mayoritaria. El campesinado ha dado paso al trabajador asalariado que supone más del 80%, con los autónomos son más del 90% de toda la población activa. En números redondos, de toda las personas en edad de trabajar, (datos del 98,) 16 millones, 10 son asalariados en sentido estricto y 3 millones estaban en paro. Es decir la inmensa mayoría de los que mantenemos en funcionamiento este país trabajamos a cambio de un salario, cuando el empresariado no llega a 700 mil personas.

A su vez la desigualdad provocada por la explotación por capital del trabajo se hace cada vez más insultante para los trabajadores. Esto se hace patente cuando comparamos las rentas salariales con los beneficios del capital. En 1999 los beneficios del capital se cifraban en casi el 40% de todo lo producido en España (PIB), mientras que las rentas salariales suponían el 50%. Es decir, casi la mitad de lo producido por los trabajadores es expropiado por los capitalistas. Si hiciéramos la media en la jornada de trabajo supondría que casi la mitad de nuestra jornada de trabajo sería lo que se apropian los grupos capitalistas y el resto sería para nuestro sustento y si repartiéramos a partes iguales entre todas las personas en edad de trabajar, lo que se produce en un año tendríamos un salario bruto anual de 5'5 millones de pesetas. Esto evidencia el despilfarro y el robo a que el capitalismo somete a todos los trabajadores de este país y del mundo entero. Simplemente con la expropiación del capital y de las ganancias de los grandes grupos capitalistas resolveríamos de un plumazo todos los problemas sociales y económicos de nuestra sociedad y del mundo.

Sintel es un ejemplo de la estrategia del capital,pero no el único

Sintel es una empresa del ramo de las telecomunicaciones que fue filial de Telefónica y que en 1990 fue separada de ésta, en la política de la empresa de subcontratar obras y servicios para dejar en precario el empleo que era fijo, eliminar ligazones jurídicas laborales y poder aumentar sus beneficios práctica por otra parte generalizada por la patronal para precarizar el empleo. Telefónica fue la empresa estatal de telecomunicaciones su privatización ha hecho de ella una multinacional en manos de grupos bancarios que dominan todo el sector siendo en la práctica un monopolio. Monopolio que hace que las empresas antes filiales y los servicios que antes realizaban sus empleados sean contratados a otras empresas y vuelta a subcontratar en una red de empresas que antes han sido o departamentos de Teléfónica o filiales de ésta. Esto supone en la práctica el dominio efectivo del capital de la empresa a través de las subcontrataciones y con vistas a mantener la precariedad y los bajos salarios. Mientras que antes los servicios, por ejemplo de la instalación de un teléfono fijo lo realizaban empleados de Telefónica, después una empresa filial, por ejemplo Sintel, y después, empresas subcontratadas como Abengoa que incluso subcontratan a otras empresas. De esta manera los despidos encubiertos de Telefónica o ahora de Sintel son los beneficios de los capitalistas.

A pesar del "todo va bien" de Aznar, la disminución de las cifras del paro que la presentan como un logro de su política no es más que la sustitución de trabajo fijo por contratos basura y precarios. Si echamos un vistazo a las cifras del paro y la composición de la clase trabajadora alrededor del 50% está en paro o con contratos precarios. Si disminuye las cifras del paro aumentan las cifras del empleo precario. Esto supone la sobreexplotación de sectores de trabajadores que en la hostelería por ejemplo, tienen que trabajar por 600 o 700 ptas. la hora, o en la construcción donde han desaparecido los contratos fijos de las empresas y todo son subcontratas de subcontratas, donde en los contratos viene especificado que no quieren representación sindical y con el espacio del salario en blanco.

Esta sustitución del empleo fijo y con cierta protección social es generalizado en casi todas las ramas productivas. El ejemplo de Sintel no es el único en esta política antiobrera de abaratar la mano de obra. Por ejemplo en el textil sevillano si comparamos el empleo en Induyco de hace 25 años con el de ahora estaríamos asombrado de la disminución de trabajadoras. En los años de máxima plantilla existieron 4000 trabajadores, la inmensa mayoría mujeres. Ahora existen alrededor de 750. Sin embargo la producción no ha disminuido sino todo lo contrario, ha aumentado y mucho. Entonces, ¿es qué la tecnología ha sido la causa?. En absoluto. Esta sólo es una pequeña parte de la explicación. La mayoría de la producción se hace en talleres a domicilio, y cooperativas, donde los salarios de la mano de obra es la mitad de la de Induyco, supervisados por los jefes que antes vigilaban las cadenas de montaje. Es decir, se ha vuelto a la sobreexplotación de los inicios del capitalismo, pero con ordenador e informática.

Si tomamos el ejemplo de la construcción la situación es la misma. Mientras que el precio de la vivienda en Sevilla ha subido en estos últimos años alrededor de un 10%, los salarios no han subido este años más que un 4%, por poner el listón alto. Un empresario tiene la seguridad que con el sistema actual de subcontratación y las subidas salariales va ha tener un beneficio en aumento por cada año que pase a costa de los salarios, del aumento de horas de trabajo. Y como consecuencia los aumentos de los accidentes de trabajo convierten a España en un país al mismo nivel que la India o China. Y no es problema de la legislación de seguridad e higiene en el trabajo es el problema de un verdadero terrorismo patronal que amparado por el gobierno y unas condiciones bárbaras de vida que hacen que tengas que trabajar horas y horas para obtener un sueldo medio.

El gobierno cómplice con la reforma laboral y de las pensiones

La práctica de Telefónica se da en un contexto de explotación del trabajo. La estrategia del capital y de sus gobiernos ha sido el de mantener y de subir los beneficios del capital a costa del empobrecimiento de los trabajadores en general y sobre todo a las capas más débiles de éstos. La mitad de la riqueza producida por los trabajadores es utilizada por la burguesía y su Estado para mantener y reproducir esta sociedad de explotación y de despilfarro en la cual parece que lo que se produce proviene de gentes "inteligentes" como Gates de Microsoff, E. Botín de la gran banca, etc., y jefes de Estado y presidentes y toda su ralea de politicuchos. En este sentido los gobiernos son el consejo de administración que protege y organiza los negocios de los grupos capitalistas. Y por lo tanto, sus medidas jurídicas y políticas avanzan desde hace años contra los trabajadores creando el sistema actual de desprotección social a que estamos cada vez más sometidos los trabajadores. Las sucesivas Reformas Laborales realizadas por el Psoe y las últimas del PP, los pactos que desde hace 25 años los sindicatos mayoritarios conjuntamente o por separado como el último de CCOO, han preparado el terreno para fragmentar a los trabajadores y separarlos para que su unidad sea puesta en jaque continuamente y no poder hacerle frente con garantías a la patronal.

La última reforma Laboral y el pacto de las pensiones firmado hace días por el gobierno, la patronal y CCOO suponen una vuelta de tuerca más en mantener más desprotegidos y disminuir los salarios de la clase trabajadora. Y sobre todo a costa de los sectores más débiles de la clase obrera y al chantaje sobre los salarios de los sectores de trabajadores en grandes empresas. Es una política que viene haciéndose desde hace años y que tiene por objetivo la precarización del mercado laboral para disminuir los salarios y así aumentar la tasa de ganancia del capital. La nueva Reforma Laboral significa en la práctica la disminución de los despidos a 33 días por año en los nuevos contratos "fijos", en los contratos a tiempo parcial el empresario puede si quiere exigir a los trabajadores "horas complementarias", así dispone del trabajador cuando lo necesite en la producción. Y el regalo de los 8 días de indemnización en los contratos temporales suponen 88 ptas. por día. Para empeorar el asunto el nuevo pacto sobre las jubilaciones abre la puerta a seguir trabajando después de los 65 años para completar la pensión esto va a suponer el aumento de población activa, más oferta de trabajadores más baratos y menos creación de empleo con lo cual los salarios disminuirán.

La clase obrera lucha

A pesar de todo lo que se dice entre los sectores desmoralizados de la izquierda, la clase obrera lucha y nos muestra el único camino posible para solucionar los problemas de nuestra sociedad. Y esto lo están demostrando los obreros de Sintel en Madrid. Quién conozca Madrid sabe que el paseo de La Castellana es el eje norte sur de la ciudad, una gran avenida y bulevar que centra todo el poder y la riqueza del país. A lo largo de este eje y sus alrededores están los ministerios, las cortes, los palacios, la bolsa, las sedes de las grandes empresas, hasta los grandes museos. El campamento de los obreros de Sintel es el grano que muestra la explotación del capital y su gobierno. Un grano molesto que infecta esta sociedad de explotación. Su lucha es un ejemplo que demuestra las posibilidades de los trabajadores los únicos capacitados para organizar la sociedad expropiando a los parásitos de los capitalistas. Sólo con las minutas de los bufetes de los abogados de la burguesía que estas firmas pagan podrían pagar los salarios. A pesar de su apariencia menesterosa, el poblado muestra que con pocos medios 1800 obreros pueden en miniatura construir una sociedad sin capitalistas ni parásitos.

Toda la infraestructura la han realizado ellos mismos. La cocina es colectiva, sus lugares de reunión también, tienen su biblioteca y los lugares de esparcimiento comunes realizando diariamente actividades. Han construido sus duchas, sus lavabos, todo lo que necesita una persona. Diariamente realizan una asamblea general frente al ministerio donde dan cuenta de las acciones a realizar y las ya realizadas y sus actividades de extensión de la lucha. Organizados por regiones han mostrado como se puede resolver el problema nacionalista.

Andaluces, vascos, catalanes, asturianos, gallegos, de todas las regiones españolas están en el campamento, pues la empresa es nacional. Sin embargo, su lucha por resolver los problemas reales del trabajo ha superado cualquier tipo de nacionalismo: la clase obrera es una y necesita la unidad contra el capital. Los proletarios no tienen patria.

En estos últimos días los trabajadores han conseguido sentar a negociar al gobierno, pero no a Telefónica, causante de la situación. Es posible que consigan que los despidos no sean tan duros y que cobren algo de lo que se les adeude. Parece que el gobierno va a acceder a prejubilar a parte de la plantilla. Pero de todas formas es lo menos malo, pues Telefónica y los ladrones de Sintel quedarán libres a costa del trabajo de los obreros. El problema de los trabajadores es que para ganar necesitamos de los demás trabajadores. Por eso las luchas no deben quedarse aisladas sino intentar unificar y extender las luchas con reivindicaciones que posibiliten esa unidad. Por ejemplo el grupo cervecero Heineken quiere eliminar al 40% de la plantilla en el ámbito nacional. Exigir unidos que las empresas que despiden con beneficios sean expropiadas y que se prohiban los despidos podrían ser reivindicaciones que permitieran unir a los trabajadores y plantear una ofensiva que pusiera bajo las cuerdas al gobierno y la patronal.

17 de mayo de 2001