Noticias

Imprimir
Noviembre 2001

Las huelgas del verano

El verano se ha iniciado con una serie de huelgas de una importante repercusión. La huelga de los conductores de autobuses turísticos en Baleares, de Comes de Cádiz, de los trabajadores de la limpieza del aeropuerto de Barcelona, de la recogida de basura en Segovia, o los paros de los pilotos de Iberia.

La reacción de los medios de comunicación, del gobierno y de la mayoría de los partidos, ha sido desplegar una campaña brutal contra los trabajadores, desprestigiando sus reivindicaciones, cuando no simplemente silenciándolas o manipulándolas, acusando a los huelguistas de provocar el caos. No solo el PP, también el PSOE, que acaba de proponer al gobierno que impulse una ley de huelga que "impida que pequeños colectivos de trabajadores tomen como rehenes a ciudadanos indefensos".

Claro que ni una palabra a la explotación que sufren los asalariados, a los abusos de la patronal. Los conductores de Baleares son obligados a trabajar los siete días de la semana, recogiendo turistas, a veces hasta 18 horas al día, cobrando una miseria por las horas extras que los empresarios ni siquiera declaran, y un sueldo medio de 150.000 ptas. Uno de los huelguistas declaraba a un periódico que los empresarios quieren disponer de los conductores "todos los días de la semana las 24 horas y no es justo. El tiempo de Franco se acabó".

Ante está situación la justa cólera de los trabajadores estalló durante los tres días del paro convocado, incumpliendo los servicios mínimos dictados (un ¡80% de los vehículos debían circular!), por cierto, por el gobierno balear, una coalición de PSOE, IU, y nacionalistas, y cuyo consejero de trabajo es de IU.

Al tiempo que rechazaban la firma de un acuerdo que consideraban insuficiente, los piquetes de conductores tuvieron que hacer frente, al intento de romper la huelga por parte de la patronal, que movilizó a toda la flota de taxis de las islas, coches de alquiler y particulares para transportar a los turistas.

En el sector turístico los empresarios han amasado grandes fortunas, especulando de forma salvaje con el suelo, imponiendo precios abusivos y condenando a los trabajadores a la precariedad laboral. Así los conductores de Comes exigían que se cumpliera el convenio que obligaba a descansar dos días a la semana cuando ahora la empresa, para no contratar personal, imponía trabajar los descansos. Se dieron casos de conductores que sólo habían librado un día al mes.

El caso de los pilotos de Iberia más de lo mismo. Iberia ha llegado a anular todos los vuelos, un cierre patronal contra los pilotos. La TV ha atacado a los pilotos por exigir a la empresa sueldos desmedidos y estar entre los mejores de Europa. Puede ser verdad. Pero lo que no dicen es que ellos plantean que lo mismo que disminuyeron su sueldo cuando no había beneficios ahora que los hay quieren recuperar lo que perdieron. Algo natural para un accionista de la compañía no lo es para un trabajador, según la empresa. Esta huelga muestra una verdad como un templo: mientras los pilotos son imprescindibles para llevar los aviones, los beneficios de miles de millones se lo llevan accionistas de la privatizada Iberia por especular con las acciones de la compañía. El problema para los trabajadores no son las reivindicaciones desmedidas de los pilotos, sino el que estas reivindicaciones no se extiendan al resto de los trabajadores para reivindicar juntos como una piña.

Estas últimas huelgas demuestran la combatividad de la clase trabajadora. Los trabajadores son los únicos indispensables para el buen funcionamiento de la sociedad. Pero es imprescindible para conquistar mejores condiciones salariales y de trabajo, para frenar a la patronal y a los políticos a su servicio, que las respuestas no queden aisladas en tal o cual sector, sino que sean del conjunto de la clase trabajadora, ya que todos los asalariados tienen las mismas necesidades y los mismos intereses y un arma formidable en sus manos: la huelga.

Julio de 2001

La guerra contra Afganistán no es nuestra guerra

El presidente americano George Bush, con el apoyo cómplice de Blair, Chirac, Aznar, etc., ha decidido los bombardeos que están asolando las principales ciudades de Afganistán, como respuesta a los atentados contra Nueva York y Washington. Aunque aún sin confirmación oficial, parece que la invasión terrestre ya ha comenzado.

Como si esto pudiese borrar el horror de la masacre del 11 de septiembre, dónde murieron civiles que para nada eran responsables de la política de sus dirigentes. Y ahora el horror les "toca" a civiles afganos que tampoco son responsables de los atentados sufridos por el pueblo americano, ni incluso de la ayuda que el régimen talibán ofrece a Ben Laden.

Por otra parte no hay que olvidar que esos talibanes y ese Ben Laden que hoy están señalados con el dedo, han sido puestos en el poder con la ayuda de los dirigentes americanos. Y conociendo perfectamente la causa que los movía, sin ignorar que serían los carceleros y verdugos del pueblo afgano, de sus mujeres y de todos los que en el país rechazan el oscurantismo por ellos impuesto.

Se nos dice que los ataques contra Afganistán están planificados al centímetro, muy controlados. Pero la poca información que nos llega lo desmiente; parece que las víctimas son ya muy numerosas. Lo mismo se dijo en la Guerra del Golfo, contra Irak; y luego los "errores" fueron llamados "efectos colaterales". En una guerra no hay errores; hay muertos. Y se sabe ya el resultado de los bombardeos en Irak: el dictador Sadam Hussein está todavía en el poder mientras que cientos de miles de niños, mujeres y hombres murieron bajo las bombas.

A la miseria más miseria. Antes de los bombardeos la población afgana era ya víctima de las amenazas americanas. Gran parte de la población huyó por temor a los bombardeos, intentando ser acogida en campos de refugiados donde otros compatriotas están ya desde hace años huyendo del hambre, sin que ninguna potencia mueva un solo dedo por ellos.

Y al mismo tiempo que envía bombas, Bush tiene el cinismo de lanzar en paracaídas víveres que permitirán a algunos, quizás, sobrevivir algunos días, semanas o meses más.

Los dirigentes de las potencias imperialistas dicen defender la libertad y la democracia, aún cuándo se están apoyando hoy en los jefes de las bandas rivales a los talibanes, que no son más respetuosos de las libertades que éstos. Dicen querer erradicar el terrorismo; pero con sus bombardeos tan solo consiguen agravar la situación de los países dónde la miseria es moneda corriente.

Por ello decimos que ésta guerra no es la nuestra. Está dirigida contra los pueblos. Contra el pueblo de Afganistán, de Irak, de Palestina y, en general, contra todos los pueblos de los países pobres que los dirigentes imperialistas ayudan a mantener en la miseria y opresión.

Pero también los trabajadores de aquí sentirán sus efectos, aunque no sea más que a causa del crecimiento de la inseguridad.

Es por ello necesario no seguirles el juego a Bush, Blair, Chirac, Aznar, etc, puesto que bombardeando solo conseguirán agrandar más la fosa de sangre entre los pueblos.

Octubre de 2001

La sangrienta represión israeli

Quinientos muertos, la mayor parte civiles palestinos, es el desgraciado balance de los enfrentamientos entre la población palestina y las fuerzas de ocupación israelíes desde el comienzo, en Septiembre, de la segunda Intifada o revuelta de las piedras, contra la ocupación de Israel.

No pasa un día sin que el ejército israelí bombardee las poblaciones palestinas, al tiempo que el gobierno continua con su política de instalar colonias en territorio palestino. Desde

hace años todos los gobiernos de Israel vienen

impulsando la instalación de esas colonias en las mejores tierras palestinas, protegiéndolas militarmente, y encerrando en ghetos, separados unos de otros, a la población palestina, haciendo inviable cualquier estado independiente de los palestinos.

Esta situación y la miseria creciente de los palestinos están detrás de la nueva Intifada. La respuesta del gobierno israelí de Sharon es brutal, utilizando incluso, contra un campo de refugiados palestinos, los cazabombarderos F16, vendidos por los EE.UU, país que siempre ha sido el valedor de la política israelí. Incluso en Israel, la propia prensa escribía al respecto "frente al próximo atentado (palestino), ¿ van a lanzar una bomba atómica?".

Esta política no es nueva. Es la practicada por todos los dirigentes de Israel desde su fundación, hace unos cincuenta años, y está fundada en la expropiación y explotación de la población árabe que vive en Palestina. Pero también la población judía de Israel paga las consecuencias de esa política, viviendo un casi permanente estado de guerra con sus vecinos árabes.

"Un pueblo que oprime a otro jamas puede ser libre". Los sucesivos gobiernos de Israel han demostrado de manera sangrienta, la verdad de esa afirmación, escrita hace siglo y medio por alguien que se llamaba Carlos Marx.

Junio de 2001

Gescartera

El gobierno del Partido Popular trata de presentar el escándalo Gescartera como un simple fraude, obra de un ladrón. Sin embargo, desde el primer momento aparecieron las conexiones de Gescartera con altos cargos nombrados por el gobierno como el ex secretario de Hacienda o la ex presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, encargada de supervisar las sociedades que invierten en bolsa, a su vez personas de confianza de los ministros de Economía y de Hacienda.

Desde el gobierno no solo se hizo la vista gorda o se favoreció a Gescartera, sino que instituciones y empresas estatales alimentaron con dinero público a esta sociedad de valores, montada para robar y blanquear dinero negro, incluido el dinero negro de la Iglesia, que se dedica a jugar en bolsa con las subvenciones que recibe del Estado. Son una pandilla de sinvergüenzas, pero sinvergüenzas protegidos por el Estado.

Pero no podemos pensar que hay especuladores honrados y otros indeseables como los de Gescartera. La especulación financiera, la especulación en bolsa no es más que la acumulación de beneficios para unos pocos capitalistas, sin que se cree riqueza que beneficie al conjunto de la población. ¿ Es acaso más honrado que las acciones de una empresa suban en la bolsa cuándo aquella anuncia despidos?. Estos últimos años el gran negocio en la bolsa española ha sido la venta de las empresas públicas a precio de saldo, después de que el gobierno haya recortado sus plantillas o las haya "saneado" con dinero público.

Estos ejemplos muestran lo que significa la especulación "normal" del sistema capitalista: un puñado de capitalistas que se enriquecen especulando a costa de las necesidades de la población y con la ayuda y la bendición de los gobiernos.

Octubre de 2001

EEUU: quién siembra vientos recoge tempestades

El pasado día 11, los aviones que destruyeron las torres gemelas han dejado miles de víctimas inocentes. La conmoción ha sacudido al mundo entero. EEUU dice que ha sido un acto de guerra. Y efectivamente lo ha sido, en la carne de muchas familias y todo el pueblo americano se ha visto afectado.

Se apunta como responsable al dirigente musulmán integrista Bin Laden, personaje que vive refugiado en las montañas de Afganistán y que ha sido invitado por los dirigentes afganos a abandonarlas ante el temor a las represalias de los EEUU.

Ben Laden es un criminal reaccionario; pero si él ha podido encontrar un apoyo moral y voluntarios entre la población palestina o árabe es porque los estados occidentales y EEUU los han masacrado desde hace mucho. El apoyo de EEUU a Israel para sofocar el movimiento palestino es claro y está costando miles víctimas, tanto palestinas como judías. También hace años que EEUU mantiene un bloqueo contra Irak para hacer caer a Sadam Hussein, dicen. El bloqueo no lo hace caer a él pero sí ha hecho morir de privaciones y de falta de medicamentos a centenares de miles de niños irakíes.

George Bush se lava las manos de todo esto y olvida lo que ocurre en Irak; lo que ocurre en Palestina e Israel; lo que ocurrió con Hiroshima y Nagasaki; de todos los bombardeos en el norte de Vietnam. Los dirigentes americanos están, después de la 2° guerra mundial, detrás de la mayor parte de los conflictos que se producen en el mundo: golpes de estado, guerras civiles. Ahí está el caso de Chile, con Pinochet, un 11 de septiembre también, con más de 30.000 asesinados. Detrás de todo esto no hay más que una gran hipocresía de los que, pensándose los más fuertes, creen poder permitírselo todo.

Los dirigentes americanos han sembrado y mantienen con su actitud violenta y prepotente todo un campo de odio entre muchos pueblos, a los que ante la falta de perspectivas y de salidas poco les importa lanzarse a actos suicidas, que de poco valen, pero que constituyen el arma de los pobres, de los débiles y de los pueblos desesperados. Poco puede importar a quiénes ven a sus hijos morir en un bombardeo sostenido con armamento y dinero americano, o simplemente morir por falta de alimentos o medicinas, lanzarse a un acto suicida. La muerte voluntaria no es sólo un acto de fanatismo, como nos quieren hacer ver; es, sobre todo, un acto de desesperación.

Los gobiernos americanos han jugado con su propio pueblo haciéndoles creer que ellos nunca serían atacados, puesto que son la primera potencia mundial. Convenciéndoles de que siempre serían espectadores. Pero han sido atrapados por una violencia loca que ellos mismos han abonado durante años. George Bush, un presidente que se vanagloria de sus sistemas antiatómicos, de su escudo antimisiles, de sus sistemas de escucha capaces de interceptar comunicaciones del mundo entero... no ha sabido hacer otra cosa , ante el peligro, que desaparecer y esconderse. Pero el pueblo americano no puede esconderse y ha sido la principal víctima de una política, la americana, que sí puede ser clasificada como fanática y terrorista. A las familias de las víctimas y de los heridos les costará mucho superar el drama que han vivido y nuestra solidaridad está con ellos.

Queda aún por ver cuál será la respuesta de los EEUU al ataque. Por el momento ya han llamado a la supuesta operación contra Afganistán "justicia infinita". Y ya sabemos cual es su justicia. La verdadera justicia no puede venir del imperialismo sino de los oprimidos contra los opresores.

Septiembre de 2001

Globalización y capitalismo

La llamada "globalización" de la economía está de moda. Cada vez que un organismo internacional capitalista, B.M. o F..M.I.-, realiza una cumbre en una ciudad, grupos de activistas de lo más variopinto, se manifiestan protestando. En Gottemburg la policía disparó matando a una persona e hiriendo a otras, en Barcelona policías disfrazados de activistas provocaron incidentes para detener y golpear a los manifestantes. En los medios de comunicación aparece un doble mensaje: por una parte aparece la violencia de los manifestantes para producir rechazo y por otra da la sensación de ser la única oposición al sistema económico sin claridad a la hora de los objetivos.

La "globalización" es la palabra de moda para indicar los procesos internacionales de los mercados y sus negocios, sin barreras de ningún tipo para la explotación y los beneficios. Lo que se vive como una nueva era del capitalismo, no es más que su tradicional exportación de capitales, las fusiones y la explotación del trabajo a escala mundial. A este fenómeno, que se conoce desde principios del siglo XX, se le llamó imperialismo. Hoy la "globalización" tiene varios significados dependiendo del que la diga. Es la manera de disfrazar el imperialismo. Las palabras sirven para conocer y determinar las cosas y si las utilizamos de manera ambigua sólo puede beneficiar a los que son, en realidad, los amos del mundo.No es casualidad que estas manifestaciones, aparezcan en los medios de comunicación con frecuencia y se deje a un lado los conflictos obreros donde se combate directamente a los dueños del capital. Es en la fábrica, en los tajos, en los centros de trabajo donde hay que luchar, fundamentalmente, contra la explotación del trabajo. Y muy a menudo se olvida que verdaderamente, los que pueden cambiar las cosas son los trabajadores, de nuestro país y del mundo, pues toda la sociedad funciona gracias al esfuerzo de los que trabajan.

Julio de 2001

Elecciones en Galicia

El 21 de octubre se celebraron elecciones autonómicas en Galicia. Desde 1989 gobierna Fraga, ex ministro franquista, que ha revalidado la mayoría absoluta del PP. Como opositores con cierto peso, se han presentado el Bloque Nacionalista Gallego, El Partido Socialista e Izquierda Unida. El BNG ha perdido más de 54.000 votos, el PSG ha subido más de 10.000 e IU ha perdido unos 4.000. Y como fondo de estas elecciones hay que destacar la abstención.

La clase trabajadora vuelve a ser la gran ausente de los debates y programas políticos. Para el Bloque lo fundamental era la "nueva mayoría social", para construir una Galicia progresista. Tanto para los socialistas como para IU el mensaje ha sido combatir a Fraga pero sin ofrecer nada nuevo a la población. No es casual que un gallego expresara en una carta al diario "El País": "La única razón por la que el PP arrasa en Galicia es que el resto de los partidos se lo ponen en bandeja...".

Zona pobre y de emigración, con una población avejentada, con su tradicional minifundismo agrícola, un porcentaje alto de población que vive en las zonas rurales, todo ésto hace de Galicia la cuna del clientelismo y caciquismo político de la derecha. Las ciudades y la costa con una población más obrera tienen un voto mayor de la Izquierda.

El caciquismo se ha visto reforzado desde 1982 por la mayoría absoluta del PP que distribuye subvenciones y "favores" selectivos a sus gobernantes locales, que dominan la vida rural. Esta situación puede justificar en parte la mayoría absoluta de Fraga, pero no totalmente. Hay otras razones que lo explican y que no son más que la aceptación del estado de cosas que hace que cientos de miles de gallegos se abstengan, desilusionados por las posiciones políticas de la izquierda que año tras año, dicen una cosa y después practican la misma política que la derecha en los ayuntamientos.

Noviembre 2001