Francia: hipocresía frente a los migrantes muertos

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Diciembre de 2021

De nuevo tenemos que lamentar la muerte de un grupo de migrantes en su intento de mejorar sus condiciones de vida. A finales de noviembre, de entre 27 a 31 inmigrantes, según el medio que se consulte, han fallecido en aguas del Canal de la Mancha, al tratar de alcanzar las costas de Reino Unido procedentes de Francia. Entre los fallecidos se encuentra una niña. Solo dos personas han podido ser rescatadas por los servicios de salvamento.

La prensa apunta a la peor tragedia de este tipo ocurrida en años. Achacando el suceso al fuerte repunte, en lo que va de año, de la migración irregular mediante el empleo de embarcaciones precarias, superando los máximos.

El presidente francés, Enmanuel Macron, ha dicho “Francia no permitirá que el canal se convierta en un cementerio”, pidiendo además una reunión urgente de los ministros europeos responsables de política migratoria. Habla de “acelerar el desmantelamiento de las redes criminales entre países” y también de reforzar las fronteras.

Hipócritamente, Macron ha prometido a los familiares de los fallecidos que harán pagar a los responsables de las redes de tráfico que explotan la miseria y ponen en peligro vidas humanas, que causan estas tragedias. Y no, no se refería a empresarios sin escrúpulos que explotan a diario a los trabajadores aquí o allí y que obligan a muchos a huir de sus ciudades.

Para aparentar que se preocupaban por lo sucedido, los primeros ministros de Reino Unido y Francia se han enzarzado en un cruce de acusaciones y reproches por el control de sus respectivas fronteras. Tras lo cual Macron ordenó el desmantelamiento en Grande-Synthe, entre Calais y Dunquerque, del mayor campamento de migrantes de los últimos años, provocando el desplazamiento de más de mil personas. Con ello Macron dice haber asestado otro duro golpe a las redes de tráfico de personas a la par que haber detenido a más de 1.500 traficantes.

Sin embargo, esas mismas palabras unidas a acciones parecidas, ya se han visto y oído antes, con cada muerte en el estrecho de Gibraltar o en el Mediterráneo. Y cada año mueren por cientos sin que esos mismos países hayan cambiado un ápice para evitar estas tragedias, salvo que algunos son devueltos y encarcelados. Nada cambia.

La prensa habla de máximos, como si los movimientos migratorios tuviesen un cupo previsto de antemano. Lo que demuestra que se está ciego ante las verdaderas causas que provocan estas migraciones o no se quiere ver la realidad. Las precarias condiciones de vida y de trabajo en sus países de origen, la falta de oportunidades, la carencia de medios adecuados para mantener la salud y alimentarse, son motivos más que suficientes para arriesgarse a encontrar algo mejor.

Estas personas arriesgan sus vidas porque no les queda otra salida. Saben que al otro lado del mar hay países donde tienen una oportunidad, es así. Es su sueño empezar de nuevo, encontrar un trabajo, salir adelante ellos y las familias que han dejado atrás, lo que les impulsa.

Y tampoco el problema lo son las precarias condiciones en que los migrantes hacen sus travesías, como dice la prensa capitalista, no, el verdadero problema es el capitalismo que vive de explotar y expoliar a diestro y siniestro, cebándose con los trabajadores y países más pobres, víctimas directas e indirectas de su sed de beneficios.

Hipócritas los gobiernos que dicen preocuparse pero que con sus leyes regulan la migración. Leyes que funcionan para perseguir y controlar y que al mismo tiempo impiden que la mayoría de los migrantes pueda permanecer en un determinado país tiempo suficiente como para encontrar un empleo. Una política que los gobernantes dicen que se hace contra las mafias y el tráfico de personas, pero que en realidad funcionan como filtro para controlar los niveles de empleo que absorbe la patronal. Mientras las leyes presionan en un sentido, la necesidad de encontrar un empleo cobra más urgencia. Así que muchos empresarios se aprovechan de esta condición para explotar aún más al inmigrante.

El verdadero problema es la explotación laboral a uno y otro lado del mar. La patronal que solo mira por su beneficio.