La dictadura de la patronal mata

Εκτύπωση
Febrero de 2024

El pasado martes 30 de enero moría un joven trabajador de SOFITEC, empresa del sector aeronáutico subcontrata de, entre otras empresas, Airbus. Tenía 24 años. Estaba de turno de noche y manipulaba una máquina de estiraje que terminó aplastando la cabeza del trabajador. El estiraje es un proceso por el cual piezas de chapa aeronáuticas se “conforman” estirándolas. El pasado martes por la mañana, este joven trabajador estaba a punto de terminar su turno de noche y a las 6,45 de la mañana aproximadamente ocurrió el accidente.

Pero este accidente no ha sido una casualidad, o una terrible mala suerte. Es un homicidio empresarial. Es la consecuencia de la precariedad laboral, de las condiciones nefastas de trabajo que se dan en las subcontratas que haciendo trabajos especializados tienen un bajo salario, contratos basura y sin derechos.

Encima las condiciones en que se trabaja son perniciosas para la salud. En Sofitec no hay representación de los sindicatos, ni un comité de empresa. Ni tan siquiera tiene un delegado o delegada de Prevención. Y esto es normal en las subcontratas; cuando tienen representación sindical estas terminan por ser manipuladas por las empresas. La dictadura de la dirección ordenó que la producción no parara tras la muerte del trabajador. Se ordenó limpiar la sangre para que todo siguiera funcionando como si nada hubiera pasado. Incluso los compañeros de turno del fallecido tuvieron que volver a trabajar la noche siguiente en el mismo lugar en el que le vieron morir.

Es la explotación capitalista pura y dura. Es terrorismo patronal. Los beneficios de estas empresas se cuentan por millones que se reparten los accionistas a costa de los salarios y condiciones de trabajo extenuantes del trabajador.

Muchos trabajadores sabemos que si levantamos la voz te mandan a la calle y tenemos que comer y mantener la familia. Esta explotación se basa en una dictadura, la dictadura del capital que, aprovechándose de la necesidad de sobrevivir de la clase trabajadora, impone sus leyes. Es el paro y la miseria, o aceptar las condiciones que te impone el patrón y eso ninguna ley puede remediarlo totalmente porque el poder del dinero y de su propiedad privada marca el camino.

Las estadísticas reflejan estos hechos: entre enero y noviembre de 2023 murieron 535 trabajadores, 82 de ellos atrapados, aplastados o amputados por una máquina. En todo 2022 fueron 99 los trabajadores que murieron así. Además, en los primeros 11 meses del año pasado se produjeron 498.822 accidentes laborales, 3.484 de ellos graves. Y son los jóvenes, como el compañero, los que sufren las situaciones de explotación y precariedad. Las estadísticas también hablan: El 30% de los jóvenes españoles viven en riesgo de pobreza o exclusión social, una situación que amenaza cada vez más con enquistarse para el resto de sus vidas. Así lo señala un informe elaborado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE).

El análisis revela que los salarios de los jóvenes son un 35% inferiores a la media. Si antes un joven trabajador alcanzaba una base de cotización, es decir, un salario, similar a la del resto a los 27 años, ahora no lo hacen hasta los 34, siete años más tarde. La juventud independizada vive en hogares con una renta un 15% inferior a la media, aunque esta brecha se eleva hasta un 40% por debajo en el caso de los jóvenes sin formación superior.

Hay que tomar conciencia de estas situaciones de explotación laboral del capitalismo y luchar todos y todas juntas porque la solidaridad obrera, la unidad es nuestra fuerza. La lucha sindical por mejorar las condiciones laborales y por que se cumplan las leyes y convenios es necesaria pero no suficiente. Es necesario ya crear una plataforma de lucha para combatir esta situación de explotación generalizada.