Las elecciones en Andalucía muestran el descontento popular contra la crisis

Εκτύπωση
abril 2015

El descontento popular contra los que han llevado la manija de los recortes, despidos, desahucios, bajos salarios, la corrupción etc., se ha expresado en Andalucía en las elecciones recién celebradas. Los resultados de las elecciones han sido un varapalo al PP. Y no es para menos. Después de años de ataques y más ataques a los trabajadores y al pueblo en general, del gobierno de Rajoy y de sus gobiernos municipales y autonómicos, han perdido más de 500.000 votos, lo que ha supuesto quedarse con 33 parlamentarios de 50 que llegaron a tener. Ciudadanos, que pasa por ser la marca blanca del PP, les ha robado votos con su política anticorrupción y en dos semanas los medios le han dado la popularidad necesaria que les ha llevado a conseguir 9 parlamentarios.

Sin embargo el PSOE ha perdido sólo el 4%, cerca de 120.000 votos, y ha mantenido 47 diputados. Esto significa que la maniobra de Susana Díaz de adelantar las elecciones rompiendo con IU le ha salido más o menos bien. La presidenta se ha presentado como el gobierno autonómico que le ha hecho frente al gobierno de Rajoy frenando los recortes y manteniendo los servicios públicos, criticando la política de austeridad.

Siendo esto parcialmente falso, puesto que se ha recortado en Educación donde 4500 profesores se han quedado en paro, o en Sanidad dónde el cierre de camas y la falta de personal son sangrantes. La justificación ha sido siempre que los recortes venían de Madrid y no se podía hacer más. Pero el hecho real es que la oposición de los socialistas no ha pasado de ser una oposición de boquilla sin enfrentarse realmente a la política de Rajoy y pactando con él cuando había que mantener el régimen.

En realidad su maniobra lo que ha hecho es retrasar lo inevitable, pues los socialistas no han hecho más que mantener la política de austeridad y de recortes ante la crisis. Su actuación no pasa de ser más flexibles que el PP a la hora de atacar a los trabajadores.

En una sociedad capitalista en crisis permanente no se puede tener más que dos salidas: atacar a los trabajadores para salvar los beneficios del capital, lo cual nos lleva a la barbarie social, o defender la situación del pueblo trabajador expropiando al capital, lo cual nos lleva a la movilización y lucha social hacia el socialismo.

Lo más positivo de estas elecciones es la expresión más radical del descontento que se ha expresado con PODEMOS que ha obtenido 15 diputados y un 14,7% de los votos y en menor medida IU que se queda con 5 diputados y el 7%. Esta última organización ha pagado cara su política de mantener a los socialistas en el gobierno siendo cómplices de su política, como por ejemplo pasó con las corralas lo que llevó a tener críticas entre sus bases.

Las elecciones son un termómetro de la situación y de lo que piensa la gente y no más. Creer que a través del parlamentarismo se puede transformar la sociedad es una ilusión. Los límites del parlamentarismo y de la democracia capitalista están en la economía. La organización capitalista de la sociedad no permite que el Estado, las instituciones hechas para su mantenimiento, sea neutral y se puedan realizar los cambios para llegar a la igualdad social y económica. Por ello sólo la movilización social y la lucha obrera podrán frenar los recortes, los despidos y el paro.

Y no podemos tener ilusiones en quienes no se reclaman de los trabajadores y de las clases populares y en este sentido necesitamos más que nunca construir una organización de trabajadores que pueda utilizar sin ambigüedad las elecciones para denunciar el capitalismo y la dictadura de los banqueros y capitalistas y propagar el socialismo.