¡Alto a la nueva guerra imperialista de Israel!

печать
Textos del semanario Lutte Ouvrière - 16 de junio de 2025
16 de junio de 2025

Desde hace cuatro días, Israel, que sigue matando de hambre y masacrando a los palestinos de Gaza, bombardea y siembra el terror en Irán. Cientos de instalaciones militares y civiles iraníes han sido atacadas, entre ellas numerosas instalaciones nucleares. Parte del Estado Mayor de la República Islámica ha sido decapitado. Más de 200 personas, militares y civiles, han sido asesinadas.

Este ataque se produce en un momento en el que nada parece poder resistir al ejército israelí. Israel domina militarmente la Franja de Gaza y controla Cisjordania con mano de hierro. Hezbolá en el Líbano, los hutíes en Yemen y el régimen sirio tras la caída de Al Assad se encuentran muy debilitados.

Y, por supuesto, Israel cuenta con el apoyo incondicional de Estados Unidos. Porque este ataque, preparado desde hace mucho tiempo, se lanzó con su luz verde. Si no fue idea de Trump, rápidamente vio la ventaja que podía sacar para hacer retroceder a Irán en su programa nuclear, y lo apoya militarmente.

Macron, evidentemente, se ha alineado con Estados Unidos. Inmediatamente puso fin a su puesta en escena en torno al reconocimiento de un Estado palestino y se comprometió, si fuera necesario, a hacer la guerra junto a Israel contra Irán.

De la mano de Estados Unidos, el Estado israelí ha decidido aplastar con su pie de hierro a todos aquellos que se oponen a su política de colonización y opresión. Y para ello, está dispuesto a incendiar y arrasar todo Oriente Medio.

Contra la propaganda que, una vez más, presenta a Israel como la víctima, hay que condenar esta escalada asesina y manifestar nuestra solidaridad con todos los que sufren el diluvio de fuego israelí, tanto los habitantes de Gaza como los iraníes. Esta nueva guerra es un paso más en el intento de someter a todos los que se niegan a someterse al dominio imperialista.

Irán es presentado como el gran Satanás que amenaza la región y el planeta al intentar dotarse de la bomba atómica. Algunos llegan incluso a afirmar que la intervención israelí derrocará este régimen odiado y liberará a las mujeres iraníes.

Pero es probable que ocurra lo contrario: el ataque israelí dará un respiro a la dictadura iraní, reforzando el nacionalismo y uniendo a la población en torno a su ejército. Sobre todo porque los bombardeos amenazan a la población iraní con catástrofes nucleares.

Esta política es criminal para los palestinos y los iraníes, y suicida para los israelíes. Porque ellos también son rehenes y víctimas.

Ante el hecho consumado de los ataques contra Irán, los israelíes vuelven a vivir al ritmo de las alertas aéreas, la destrucción y la muerte. Los más extremistas y belicistas se verán reforzados, lo que sin duda forma parte de los cálculos de Netanyahu para mantenerse en el poder.

Más allá del asco y la rebelión que podemos sentir ante los crímenes de los dirigentes de Israel y sus cómplices imperialistas, hay que darse cuenta de que los bombardeos sobre Irán son un paso más en la espiral bélica que amenaza al mundo.

Creer que Netanyahu o Trump tienen el control sería un grave error. Y decir, como algunos, que se trata de una confrontación definitiva que abrirá una era de paz en Oriente Medio es una mentira repugnante. No se construye la paz exterminando a un pueblo y haciendo la guerra a todos sus vecinos.

En Oriente Medio, la maquinaria bélica, que ya lleva décadas devastando la región, se ha reactivado para seguir haciéndolo durante años. Y, lo queramos o no, también es una guerra contra todos nosotros aquí. Porque, paso a paso, nos acercamos a la guerra mundial. Nuestros propios dirigentes no lo ocultan, lo dicen, lo anuncian y lo preparan.

La guerra es un medio que utilizan los Estados capitalistas para medir su fuerza con el fin de dominar tal o cual región, tales o cuales materias primas o tal o cual mercado. Va de la mano de la guerra económica y la competencia. Durante años nos han hablado de competitividad y, poco a poco, nuestros dirigentes han pasado a un discurso belicista que señala a tal o cual país como una amenaza existencial o un enemigo en potencia.

Así que, mientras el Gobierno y la gran patronal nos vacían los bolsillos, no olvidemos que hay armas apuntándonos. Nuestros dirigentes son capaces de hacernos cavar nuestra propia tumba. El orden imperialista dominante nos lleva inevitablemente a la guerra generalizada. Depende de los oprimidos, y en primer lugar de los trabajadores, tomar conciencia de ello para derrocarlo.

Nathalie Arthaud

Editorial de los boletines de empresas del 16 junio de 2025