Reforma de pensiones, inflación, guerra : ¡Es el capitalismo lo que hay que derrocar!

печать
Textos del semanario Lutte Ouvrière - 1 de mayo de 2023
1 de mayo de 2023

Con 300 manifestaciones en todo el país, cientos de miles de trabajadores usaron el Primero de Mayo para afirmar que su oposición a la jubilación a los 64 años sigue intacta. Los que se manifestaron demostraron que no estaban derrotados, ¡y tenían razón al hacerlo!

¿Cómo podemos tirar la toalla cuando tenemos por delante meses o años de trabajo adicional? ¿Cómo no enfadarse con este gobierno que se pasa el tiempo deplorando la inflación y la caída del poder adquisitivo sin atacar nunca a los capitalistas responsables?

Más allá de Macron y su arrogancia, es la burguesía la que impone el retroceso de nuestros derechos y de nuestro poder adquisitivo, mientras acumula riquezas como nunca. La burguesía lidera la lucha de clases, sin parar nunca. Enfrente, los trabajadores no tienen ningún motivo para bajar la guardia.

Sea cual sea el resultado, debemos librar todas las batallas que se nos presenten, en la medida de lo posible, y utilizarlas para fortalecer nuestro campo, numérica y políticamente. Lo vemos con la subida de los precios, la guerra económica y las tensiones internacionales: la burguesía y los políticos a su servicio no han terminado de imponernos sacrificios. La deuda y la amenaza de guerra generalizada son amenazas que penden sobre nuestras cabezas. ¡No demos carta blanca a quienes dirigen la sociedad!

La lucha de clases será un eterno retorno mientras los trabajadores no la lleven hasta el final, es decir, hasta el derrocamiento del orden social capitalista, y es necesario que los trabajadores se organicen para ello.

Desde hace mucho tiempo, el Primero de Mayo conlleva esta perspectiva. En su origen, en 1889, esta jornada fue elegida por los partidos socialistas que formaban la internacional obrera para llamar a los trabajadores de todos los países a parar el trabajo, para imponer, juntos, la jornada de ocho horas.

En muchos países, el Primero de Mayo era una declaración de guerra contra los empresarios que querían ser todopoderosos y prohibían los sindicatos y las huelgas. Esto sigue siendo así hoy en algunos países. No es un día del trabajo, como algunos dicen aquí. Simboliza la lucha contra la esclavitud asalariada, contra la dominación de la burguesía que, mediante la explotación, se asegura privilegios extravagantes a costa de la mayoría de la sociedad. Era la afirmación de que la sociedad debía ser dirigida por los propios trabajadores, y debe seguir siéndolo.

Esta conciencia revolucionaria e internacionalista debe reavivarse porque no habrá emancipación para los trabajadores mientras se les obligue a vender su fuerza de trabajo y a someterse a un patrón, a sus humores o a su cartera de pedidos.

¿Y adónde nos lleva el capitalismo? Los que dirigen la sociedad no son personas conscientes y preocupadas del bienestar colectivo, sino los mercados financieros, las cotizaciones bursátiles y las agencias de calificación.

En lugar de traer más igualdad, paz y progreso a escala mundial, el capitalismo enfrenta a los trabajadores unos contra otros, haciéndoles competir por las migajas que la burguesía quiere dejarles. Mantiene oprimidas e indigentes a las regiones más pobres del mundo. Destruye el planeta, fomenta el nacionalismo, el militarismo y las guerras. El capitalismo impide que toda la sociedad avance.

Por tanto, nuestro horizonte no puede limitarse a ganar tal o cual derecho o a esperar unas elecciones que cambien el equipo en el poder. Dentro de este sistema injusto y explotador, no habrá buen presidente, ni buen parlamento, ni buena constitución.

Nuestro horizonte tampoco puede limitarse a las fronteras nacionales. Sólo sirven para dividir a los trabajadores y para asegurar los intereses de las potencias imperialistas. La explotación no tiene fronteras. Los trabajadores de los países pobres a menudo son explotados por la misma gran burguesía que los de los países ricos, ¡así que no debería haber fronteras entre los trabajadores!

Como decían Karl Marx y Friedrich Engels, los trabajadores constituyen, más allá de las fronteras, una clase social que "no tiene nada que perder, salvo sus cadenas".

Así pues, sí, el mundo obrero debe defenderse pie a pie contra la patronal, pero también es necesario crear una corriente capaz de afirmar la perspectiva del derrocamiento del capitalismo a la única escala donde puede ser derrocado, a escala internacional.

Editorial de los boletines de empresas Lucha Obrera del 2 de mayo de 2023

Nathalie Arthaud