En su discurso a las fuerzas armadas del domingo 13 de julio, Macron adoptó un tono marcial: «Para defender nuestras libertades, debemos ser poderosos, debemos ser temidos», machacó. Y para producir más misiles, más drones, más proyectiles, anunció un nuevo aumento de 6.500 millones de euros en el presupuesto militar para los próximos dos años, el doble de lo previsto, y en un momento en que Bayrou y todos los ministros insisten en la necesidad de ahorrar 40.000 millones de euros.
No es la primera vez que Macron, cuya impopularidad está en máximos históricos, adopta una postura de caudillo para intentar suscitar un reflejo de unidad nacional en su apoyo. Pero no son sólo discursos ocasionales. Antes que Macron, el jefe del Estado Mayor del Ejército, general Thierry Burkhard, también pasó a la primera línea, enumerando las numerosas amenazas a las que se enfrenta el país en una conferencia de prensa el 11 de julio. «No quiero asustar a nadie», dijo, ¡pero de eso se trataba exactamente! «Rusia ha designado a Francia como su principal adversario en Europa», declaró... al tiempo que reconocía que Francia no estaba amenazada de «ser atacada directa y fuertemente en territorio nacional».
¡Es todo propaganda falsa! Los únicos ataques contra nosotros no vienen de Putin ni de ningún otro enemigo exterior. Vienen de nuestros propios gobiernos: pensiones, derechos de los desempleados, reembolsos sanitarios, vienen uno tras otro.
Macron, Bayrou y los de su calaña se atreven a decir que se preocupan por nuestra seguridad ¡cuando atacan nuestros derechos y ponen en peligro la vida de las personas! Los hospitales y las residencias de ancianos están sometidos desde hace años a la austeridad presupuestaria y carecen dramáticamente de recursos. Se están cerrando servicios de urgencias y maternidades. Se sacrifican los servicios públicos más útiles para la población.
Lo hemos vuelto a ver recientemente con los incendios del sur de Francia: no se ha cumplido ninguna de las promesas que hizo Macron en 2022 de aumentar los medios de extinción y prevención de incendios, y la flota de Canadair sigue teniendo solo 12 aviones que tienen 30 años....
Los ataques a los trabajadores provienen también de los consejos de administración de los grupos capitalistas que libran una guerra social intensificando la explotación, despidiendo a los trabajadores y bajando los salarios. No contentos con dejar sin trabajo a los asalariados, en los últimos días los empresarios han propuesto medidas para reducir el número de días de baja y el importe de las indemnizaciones por enfermedad.
Con la ayuda de los gobiernos que les sirven, los capitalistas echan mano de las arcas del Estado y se apropian de más de 200.000 millones de euros cada año, que se pagan con el pretexto de ayudas a las empresas, en lugar de invertirse en sanidad o educación.
Estos son los enemigos de los trabajadores, ¡de los que tenemos que defendernos!
Cuando Macron, sus ministros y sus generales siguen diciéndonos que se están preparando para la guerra, tenemos que creerles. No lo harán para defender la libertad o la seguridad de la población, sino para servir, como están haciendo hoy, a los intereses de una minoría de capitalistas, los reyes de la industria y las finanzas. Los llamamientos al patriotismo y a la cohesión nacional pretenden condicionar a la población para que acepte pagar y soportar el peso de esta política, antes de ser utilizada como carne de cañón en una guerra que no será la suya.
El destino de los trabajadores no debe quedar en manos de las clases dominantes, de sus gobiernos y de sus estados mayores, que son sus enemigos más acérrimos y se preparan para desangrarlos. El futuro que preparan es el que ya viven millones de mujeres y hombres sumidos en la guerra en Ucrania, Oriente Medio y África.
Hay que expropiar a los grupos capitalistas, empezando por los que trabajan para la guerra, y confiscar sus beneficios para poder gastar esos miles de millones en contratar en hospitales y escuelas, construir viviendas y producir equipos médicos ¡en lugar de Rafales! La sociedad debe ser dirigida por los trabajadores. Es la única esperanza de escapar a la catástrofe en la que los que están en el poder están sumiendo a la humanidad.
Nathalie Arthaud
Editorial de los boletines de empresas del 14 de julio de 2025