Las escasas imágenes que nos llegan desde la Franja de Gaza son espantosas. Cadáveres tendidos tras el bombardeo de un mercado, de una escuela. Hombres asesinados a sangre fría mientras intentaban pescar para sobrevivir. Niños que solo tienen piel y huesos. Multitudes alrededor de los repartos de comida. Miradas de sufrimiento y desesperación. Llamadas de auxilio.
Desde que Netanyahu rompió la tregua, el 18 de marzo, han muerto dos mil habitantes. Y los que escapan de las bombas se ven amenazados por la hambruna, ya que el Gobierno israelí lleva más de dos meses impidiendo la entrada de alimentos y productos de primera necesidad en Gaza. ¡El ejército israelí ha llegado incluso a atacar en el mar a los barcos humanitarios que intentan abastecer Gaza!
La guerra que libra Netanyahu no es una guerra contra Hamás. Es una guerra de limpieza étnica. Su objetivo es acabar con cualquier posibilidad de existencia de un Estado palestino, tanto en Gaza como en Cisjordania.
Netanyahu ha pedido la movilización de decenas de miles de reservistas para conquistar Gaza: después de masacrar y aterrorizar a la población, quiere deportarla, por las buenas o por las malas. ¡El cínico y repugnante proyecto de Trump, que consiste en convertir el enclave en una Riviera sobre decenas de miles de cadáveres, está en marcha!
«Es hora de que la Unión Europea despierte... es una vergüenza absoluta», declaró el ministro belga de Asuntos Exteriores durante una reunión con sus homólogos. «Hemos visto imágenes horribles, esto tiene que acabar», declaró la ministra finlandesa. «Gaza está al borde del colapso, el caos y la hambruna», denunció el ministro francés Jean-Noël Barrot.
¿Y qué salió de esta reunión? La decisión... ¡de organizar otra reunión! Macron, por supuesto, se sumó a este coro de hipocresía: está considerando reconocer un Estado palestino en el momento en que la posibilidad de tal Estado está desapareciendo ante nuestros ojos.
Trump, de camino a una gira por Oriente Próximo, mostraría signos de irritación hacia Netanyahu. ¡Que su principal aliado masacre a los palestinos no le ayuda a ganarse el favor de monarquías como la de Arabia Saudí! Pero sigue siendo fundamentalmente solidario con los verdugos de Tel Aviv.
Los dirigentes imperialistas apoyan a Israel en nombre del derecho de los judíos a tener su propio Estado. Pero esto solo les interesa porque defiende sus intereses en la región. ¿Y quién puede creer que protegen a los judíos encubriendo la masacre actual?
La política de Netanyahu es criminal para los palestinos y suicida para los israelíes. Los manifestantes israelíes están empezando a denunciarlo y los reservistas se niegan a responder a la llamada a filas. Por ahora, denuncian sobre todo una nueva operación bélica que pone en peligro la vida de los rehenes.
De hecho, todos los israelíes son rehenes de este belicismo extremista. Los condena a vivir en un campo atrincherado, en guerra contra todos sus vecinos. Cada nuevo bombardeo alimenta el odio y el deseo de venganza. Nuevas generaciones de palestinos engrosarán las filas de los combatientes en Gaza, Líbano, Yemen y Siria. Israel, que ya ha extendido el conflicto a todos estos países, ¡no ha terminado de hacer la guerra!
No se construye la paz llenando los cementerios y deportando a cientos de miles de personas. Se construye poniendo fin a toda opresión, desmantelando las colonias y acabando con la política de apartheid. ¡Se construye reconociendo la igualdad de derechos entre los pueblos!
Contrariamente a lo que quieren hacer creer las organizaciones sionistas de extrema derecha, por un lado, y las organizaciones islamistas reaccionarias, por otro, la coexistencia fraternal entre el pueblo israelí y el pueblo palestino, así como los pueblos árabes vecinos, es posible.
Los Estados imperialistas han trazado fronteras artificiales entre el Líbano, Siria, Irak y Jordania. Han enfrentado a unos pueblos contra otros, israelíes contra palestinos, árabes contra kurdos, la mayoría suní o chií contra las minorías cristiana, drusa y alauita. Solo una federación de los pueblos de Oriente Medio en la que todos sean iguales y tengan los mismos derechos permitirá salir de la guerra permanente.
Esto solo puede lograrse si los oprimidos de la región se levantan contra la voluntad de dominación y explotación de sus respectivos dirigentes. Y también nos toca a nosotros, aquí, defender esta perspectiva frente a nuestros dirigentes cómplices de este nuevo genocidio.
Nathalie Arthaud
Editorial de los boletines de empresas del 12 mayo de 2025