¡Presupuestos de guerra contra la clase trabajadora!

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Textos del semanario Lutte Ouvrière - 20 de octubre de 2025
20 de octubre de 2025

Para no ser censurado, Lecornu no tuvo más remedio que lanzar un hueso al Partido Socialista. Lo hizo prometiendo suspender parte de la reforma de las pensiones.

Los trabajadores nacidos en 1964 y 1965 podrían así ganar unos meses de jubilación. Pero aún no hay nada hecho. Los políticos siguen discutiendo sobre cómo plasmarlo en la ley. Y si lo hacen, el Gobierno nos lo hará pagar muy caro, con la complicidad del PS.

Porque los presupuestos presentados al Parlamento son un plan de guerra contra el mundo laboral. Guerra contra los trabajadores del sector público, que sufrirán una nueva congelación salarial. Guerra contra los aprendices, que tendrán que pagar cotizaciones sociales sobre sus escasos salarios. Guerra contra los trabajadores inválidos y discapacitados, cuyas prestaciones sociales se congelarán.

Guerra también contra los jubilados, que verán bloqueadas sus pensiones, o incluso recortadas con el fin de la desgravación fiscal del 10 %. Y la mayoría de los jubilados no son privilegiados que viven a costa de las generaciones más jóvenes. Son mujeres y hombres que han trabajado toda su vida por un salario modesto y que a menudo se encuentran con una pensión de entre 1.000 y 1.300 euros para vivir.

Por último, guerra contra los enfermos, que tendrán que contribuir con 7.000 millones de euros. Se duplicarán y ampliarán las franquicias médicas, que podrán ascender a 350 euros al año. Doble castigo también para los enfermos crónicos, ya que tendrán que pagar impuestos sobre sus indemnizaciones diarias. A esto se sumarán los nuevos recortes que sufrirán los hospitales, cuyo presupuesto no se ajusta a las crecientes necesidades derivadas del envejecimiento de la población.

Cada día se nos asesta un nuevo golpe. Y algunos de estos ataques ni siquiera necesitan ser votados, pueden imponerse por simple decreto. Así, el Gobierno prevé retrasar hasta los 18 años el aumento de la prestación familiar que hoy se percibe cuando el niño tiene 14 años. ¡Cada mes, las familias más pobres perderán 75 euros por hijo!

Estas restricciones no impedirán que los más ricos se cuiden o críen una familia numerosa. Sin embargo, para los trabajadores más precarios y peor remunerados, que cuentan cada euro que gastan, es una cuestión de necesidades vitales.

Lecornu no prepara unos presupuestos “para Francia”, sino para la burguesía. Este plan sigue garantizando la transferencia de miles de millones de dinero público a sus cajas fuertes. Porque no se trata de cuestionar los 211.000 millones anuales de ayudas a la patronal. ¡Y mucho menos de obligar a los ultrarricos a pagar los impuestos a los que, en teoría, están sujetos!

Los más ricos, aquellos a los que se dirige el proyecto del impuesto Zucman, porque poseen más de 100 millones de patrimonio, han gritado como si fueran a quemarlos vivos. ¡Y han ganado la partida!

Solo poseen empresas y terrenos, y no tienen dinero en efectivo, dicen. Pues bien, hagamos transparencia sobre todas sus propiedades y el origen del dinero que les ha permitido acumularlas, ¡y encontraremos con qué pagar ese desafortunado impuesto del 2 %!

El presupuesto de Lecornu también prepara la guerra sin más. Mientras que el presupuesto de las Fuerzas Armadas ya ha pasado de 30.000 a 57.000 millones entre 2017 y hoy, el Gobierno prevé un nuevo aumento de 7.000 millones.

¡Dejemos entonces que el PS roa el hueso que le ha tirado Lecornu! Lleva décadas demostrando que no está del lado de los trabajadores. ¡Y no nos dejemos intoxicar por la propaganda patronal difundida por el Gobierno!

La clase capitalista nos impone una vida de explotación. Arroja a la miseria y al desempleo a una parte cada vez mayor del mundo laboral para asegurarse fortunas y privilegios exorbitantes. Pero no estamos condenados a sufrir la ley del beneficio y del gran capital.

Contra el parasitismo y la irresponsabilidad de los dirigentes y los ricos hacia el conjunto de la sociedad, afirmemos nuestros objetivos como trabajadores.

La deuda del Estado no es de los trabajadores, es de los capitalistas, ¡por lo tanto, son ellos quienes deben pagarla! ¡Ni un solo desempleado más en el país! Hay que repartir el trabajo entre todos sin pérdida de salario, echando mano de los beneficios y dividendos extravagantes. ¡Se necesita dinero para los hospitales, no para Dassault, dinero para los salarios, no para la guerra!

Nathalie Arthaud

Editorial de los boletines de empresas del 20 de octubre de 2025