El golpe de estado militar de Pinochet

Octubre-Noviembre 2003

Hace treinta anos, el 11 de septiembre de 1973, el ejército dirigido por el général Pinochet derrocaba el gobierno de izquierda del présidente Salvador Allende. Aquel día empezaba uno de las más sangrientes represiones que la clase obrera y la izquierda han sufrido en el mundo.

El terror organizado por la junta militar

Las matanzas fueron masivas y sistemáticas. Hubo, segùn las fuentes de 20 000 a 30 000 muertos en este país que contaba, en la época, con 10 millones de habitantes además de estos asesinatos, hubo todos los que fueron encarcelados en los cuarteles, la comisarías, en los estadios, la mayoria de las veces después de haber sido torturados. La represión se dirigía sobre todo a los pobres, a los trabajadores, los campesinos, y entre ellos, por supuesto, a todos los militantes de las organizaciones de izquierda.

Un militante de izquierda, Chileno, que pudo escaparse de la matanza declaró el siguiente testimonio : "La noche del 11 septiembre nos entregan a una patrulla de carabineros. Estos invadieron el patio del cuartel vociferando y gritando, exigiendo que nos fusilaran alli mismo. Nuevos interrogatorios siguieron. Nos decían que nos llevarian directamente al cementerio para ser fusilados y que quemarían nuestros cuerpos. Pero en realidad, nos trasladaron finalmente al estadio "Chile" (...). Cuando llegamos miles de detenidos habían sido agrupados ya en largas filas, apremiados unos contra otros, intentando evitar los golpes distribuidos sin cesar por centenares de soldados y de carabineros. Por la noche y en la oscuridad los golpes caían cada vez más duros. El domingo 16 de septiembre se comenzó a evacuar a la gente hacia el estadio "Nacional". Importantes contingentes militares guardaban a los presos. El día 17, el estadio estaba lleno de víctimas del terror. Quizás fueran 12.000, quizás 15.000. En el estadio central había sobre todo obreros. Por su ropa de trabajo uno podía suponer que les habían detenido directamente en la fábrica. Durante las noches los lamentos y los gritos que subían de los subterráneos donde torturaban a la gente, nos impedían dormir y nos llenaban de terror. ¿Quién podrá decir cuántas personas fueron asesinadas durante aquellos días ?" (Carta de octubre 1973).

Los militares chilenos, ayudados por el impérialismo americano a través de la CIA, y de los medios financieros querían quebrantar a la clase obrera y quitarle toda posibilidad de organizarse. Uno de los primeros decretos del ejército chileno fue en efecto, la disolución de todas las organizaciones de izquierda, así como la disolución de los sindicatos. Pero fue a toda la clase obrera que atacaron. Y a los asesinatos y las torturas se añadieron los despidos. Hubo 300.000 despidos en el primer año de la dictadura, lo que representa un trabajador chileno sobre diez.

Las Ilusiones de la "vía pacífica".

Los trabajadores y los militantes de izquierda pagaban muy caro la política de las organizaciones de izquierda. Fue esa política la que les había atado las manos, entregándoles sin defensa a los militares.

Salvador Allende dirigente del Partido Socialista chileno, había llegado al poder, el 4 de septiembre de 1970 con 36,3% de los votos. La coalición de izquierda que se hallaba en el gobierno, la Unidad popular, agrupaba seis partidos : el Partido comunista, el partido más implantado en la clase obrera que dirigía la única confederacion sindical, la CUT, el Partido Socialista que ya había participado varias veces en el gobierno, utilizando al mismo tiempo una fraseología revolucionaria, el Partido Radical, el MAPU, una escisión de izquierda de los demócratas cristianos y dos pequeños partidos del centro. Con el objectivo de acabar rápidamente la reforma agraria iniciada por el democrata cristiano Frei, el antecesor de Allende, y el de nacionalizar las minas de cobre. Ese programa era prácticamente el mismo que el de la Democracia Cristiana. Y desde luego en julio de 1971 fue a la unanimidad, y por lo tanto con los votos de los conservadores, que se votó la nacionalizacion de las minas y industrias del cobre.

El gobiemo de Allende se consagró desde el principio a nacionalizar las grandes empresas extranjeras o chilenas, pero se trataba a menudo de comprar las acciones a su precio máximo. En el ámbito social las medidas adoptadas fueron desde el reparto gratuito de medio litro de leche diario a cada niño, una de las medidas mas populares, a aumentos de salarios de 35% (lo que correspondía sin embargo al aumento de coste de la vida en 1970). La reforma agraria en los campos suscitó immensas esperanzas: en ocho meses se expropriaran 2,2 millones de hectáras contra 3,4 millones durante los seis años anteriores. En las elecciones municipales de marzo 1971, la popularidad de la Unitad Popular en la población chilena se tradujo por un éxito electoral, obtuvo la mayoría absoluta, lo que representa un 50,9% de los votos. .En toda Europa entre 1970 y 1973, también el entusiasmo para la Unidad Popular era conveniente. Los dirigentes de los partidos socialistas y comunistas en Francia como en Italia y tambien en España elogiaban los méritos de la vía chilena hacia el socialismo. En Francia, dicen que esta vía chilena debía prefigurar la vía francesa.

La crisis se acentúa

Pero una vez pasado el periodo de euforia, la izquierda se encontraba con la incapacidad de hacer frente a la crisis económica y la agitación social volvió. La inflación volvió con más fuerza ¡ Entre julio 1972 y julio 1973 llegó al 340% ! Los Estados Unidos empezaron a ejercer un bloqueo financiero. A principios del año 1972, decidieron oficialmente suprimir toda ayuda a Chile mientras éste no compensara "correctamente" a las compañías mineras nacionalizadas. Los burgueses chilenos evadían sus capitales. Los grandes terratenientes reaccionaban contra la reforma agraria matando su ganado y negándose a darles a los campesinos su material agricola.

Ante esa resistencia de las clases posedoras y del imperalismo, Allende adoptó algunas medidas como el control de los cambios,del comercio exterior e hizo requerimientos, pero no quiso suprimir el secreto comercial y bancario. Tampoco invitó a los campesinos a apoderarse del ganado y de la maquinaria agricola. Hasta pidió a los obreros que no multiplicaran las ocupaciones de fábricas y a los campesinos que no precipitaran la reforma agraria.

El descontento crecía pues, entre los trabajadores pero también crecía en las clases medias, atizado por las dificultades y también por la demagogía de la derecha. Este descontento de las clases medias tuvo su traducción en huelgas como la de octubre de 1972 que reunió comerciantes, camioneros, médicos o abogados contra el gobiemo, pero también contra los trabajadores cuyos intereses pretendia representar aquel gobiemo.

Allende siguió sin embargo respectando la legalidad burguesa. No sólo se negaba en apoyarse sobre las masas obreras y campesinas, sino que evitaba enfrentarse lo mínimo al ejército. Mientras éste complotaba abiertamente contra él, él pretendía ganar sus favores. Es así como el 2 de noviembre de 1972, tres generales fueran nombrados ministros a petición suya.

La agitación social seguía siendo cada vez mayor. Las huelgas se multiplicaron : hubo 10 veces más huelguistas en la industria privada en mayo de 1972 que en mayo de 1971. En la primavera de 73 une nueva huelga estalló en las minas de cobre.

La burguesía chilena y el imperialismo americano no podían tolerar por mucho tiempo aquella situación explosiva. No temían al mismo Allende sino a la posible movilización de

las masas chilenas. El 29 de junio de 1973, un regimiento blindado de la capital hizo una tentativa de golpe contra Allende, tentativa que abortó. Al día siguiente Allende déclaró : "Si es necesario el pueblo sera armado". Pero nada hizo para eso. Ante las amenazas de golpe de estado, se volvió hacia los militares supuestamente leales. Pero el 11 de septiembre de 1973, la junta formada por los generales de todo el ejército chileno, encabezada por el general Pinochet, uno de aquellos generales presentados como garantes de la democracia, ponia fin brutalmente a la existencia del gobiemo Allende.

El mismo Allende asesinado por el ejército en su palacio de la Moneda, pagó con su vida el golpe de estado. Pero también lo pagaron con la suya decenas de miles de trabajadores y de campesinos. Y la totalidad de la masas populares chilenas lo siguen pagando.