¡Preparemos las próximas marchas por la dignidad!

febrero 2015

Las distintas coordinadoras de las marchas están organizando otra gran manifestación en el aniversario de la Marcha por la Dignidad. En un año electoral, donde todas las miradas están en la campaña y su propaganda, es necesario poner en primer lugar la lucha y la movilización de la clase trabajadora y popular. Los despidos, el paro, los desahucios, la pobreza, etc., van a seguir pues la economía capitalista está en crisis y los beneficios -el motor de la economía- se hacen a costa de la precariedad y los bajos salarios. Si no hay una fuerza que se movilice en la calle, en las empresas, será imposible cualquier medida real que frene la situación de deterioro social.

Mucha gente piensa que las elecciones pueden cambiar las cosas, que si se cambian los gobiernos podrán parar la situación. Y sobre todo piensan que la política es de los políticos y son los gobiernos los que resuelven. Vota y échate a dormir. Esto es un error que sólo beneficia a quienes tienen los recursos para realizar sus propuestas. Una sociedad de clases donde el poder está en una clase social, la burguesía, que tiene la propiedad privada de los bancos, fábricas y grandes empresas, y que domina el dinero, no podrá cambiarse si no hay un contrapoder que marque con fuerza sus reivindicaciones. Este contrapoder solo puede organizarse con la mayoría de la población que mantiene con su trabajo la sociedad.

Los más de 17 millones de asalariados y los que están en paro tienen la fuerza del número. Ellos, la burguesía, son una minoría que subsiste gracias a los recursos de la propiedad privada de los medios de producción y del Estado. El Estado aunque tenga elementos democráticos, es capitalista y mediante la corrupción, los medios de comunicación, la propaganda o como último recurso la fuerza militar, la burguesía controla el poder.

La manifestación del 22 de marzo de 2014 fue grandiosa; a pesar de la manipulación informativa, de la desinformación, más de un millón de personas se concentraron en Madrid, por el pan, el trabajo y la vivienda.

Organizar nuestro poder empieza luchando por nuestra clase, por nuestros derechos, por nuestras reivindicaciones; somos una fuerza inmensa si actuamos colectivamente, si nos damos cuenta de que es el trabajo, y no el dinero, el que mueve la sociedad. Si paramos el trabajo ellos no son nada. Y todo funciona gracias al trabajo colectivo de los trabajadores.

Por eso en la medida de cada cual debemos apoyar este tipo de iniciativas y dar un paso más hacia una movilización permanente que contraataque los golpes que se están recibiendo. ¡Y seguro que resultará más interesante que los chanchullos políticos o las corruptelas del personaje de turno!