Irak, los estragos de la ocupación

abril 2015

Antiguos mercenarios de la sociedad privada americana Blackwater han sido condenados recientemente a penas de prisión, uno a cadena perpetua, por la matanza de civiles iraquís cometida en 2007. Encargados de la seguridad de un convoy diplomático americano el 16 de septiembre de 2007, en Bagdag, abrieron fuego matando a diecisiete civiles, según los investigadores iraquís, catorce según sus colegas americanos, e hiriendo a dieciocho personas.

Esta condena, ocho años después de los hechos, recuerda que el imperialismo americano recurrió a empresas privadas durante la guerra y ocupación en Iraq, del 2003 al 2011, además de a su ejército regular. En 2007, el número de los asalariados de las empresas privadas, tales como Blackwater, que trabajaban para el ministerio de Defensa o para el Ministerio de Asuntos Exteriores de EEUU, alcanzaba casi 200.000 personas, es decir, más que el número de militares entonces en Iraq. Aproximadamente de 30 000 a 50 000 miembros de estos ejércitos privados habían sido militares, muy bien pagados, y en general reclutados en el seno de las unidades especiales del ejército americano, o en los ejércitos de países de África o de América latina. Los demás, mucho peor pagados, efectuaban transportes o trabajos de construcción o mantenimiento en las bases militares.

En diciembre de 2011, oficialmente, las tropas americanas dejaron Iraq. En realidad, el gobierno americano reemplazó sus propias tropas por un importante ejército de mercenarios pagados por él. La embajada americana en Bagdad, situada en el enclave fortificado de la Zona verde, se convirtió en la embajada más grande del mundo, transformándose en una pequeña ciudad de 17.000 empleados, mercenarios y miembros de las fuerzas de seguridad.

Durante todos estos años, tanto el ejército oficial como el ejército a la sombra, han sido responsables de sembrar el odio entre la población iraquí. Provocaron matanzas, destrucciones y miseria, abonando el terreno para el desarrollo de las milicias de Daech.

El imperialismo americano y sus aliados son totalmente responsables del caos actual. Las condenas ejemplares pronunciadas contra los mercenarios de Blackwater no bastarán para hacerlo olvidar.