2006: la situación de la clase trabajadora; balance político, social

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febrero 2007

Desde hace unos años el crecimiento económico provocado por el auge y especulación del sector de la construcción, ha hecho bajar las cifras oficiales del paro. En 2006 el desempleo se redujo en 80.064 personas, un 3,8% respecto a 2005, año en que el descenso respecto a 2004 fue del 0,46%, de forma que incluso el ministro de trabajo, Caldera, ha llegado ha declarar que se llegará próximamente al pleno empleo, cifrado por ellos alrededor de un 5%.

Pero ésto es oficial, de cara a la galería. Si bien es verdad que las cifras del paro han bajado a los niveles de los años 70, el empleo creado es temporal y precario, centrado en la construcción y los servicios. Aún hay más de 2 millones de desempleados, cifra nada despreciable. Dicen ciertos empresarios que en España hay poca "cultura de movilidad", es decir, se lamentan de que los trabajadores españoles se mueven poco de una región a otra por motivos laborales y que, además, solo 4 de cada 10 desempleados dejan su lugar de residencia para desplazarse por un nuevo empleo. ¿Pero quién en su sano juicio abandona su casa y a los suyos para ir a trabajar lejos, quizás 3 ó 4 meses, sin garantías de continuidad y con un salario que apenas le va a servir para alojarse?

Además, los accidentes laborales y las muertes de trabajadores en el tajo siguen siendo una plaga de más de tres muertos al día y los salarios bajan o se estancan. En efecto, de los 16 millones de trabajadores españoles, 800.000 sobreviven con 413€ mensuales, el salario mínimo interprofesional, el segundo más bajo de la UE, 5 millones no llegan a los 1000€, y el resto obtiene una media de 1200€ mensuales. En una situación peor se encuentran los trabajadores inmigrantes que integrados en los sectores productivos del campo, construcción, hostelería y servicios en general, reciben los sueldos más bajos, cuando no trabajan en negro.

A esta situación se suma la reducción de personal, el cierre de empresas o la privatización de servicios públicos. Grandes empresas como Tabacalera, Astilleros, Samsung, Braum etc., han cerrado o reducido su personal obteniendo millones de beneficios. Esta sangría ha sido peor en Cataluña, región industrializada y en manos estos últimos años de una coalición de gobierno nacionalista formado por IU catalana, la formación reunida alrededor del PSUC, los socialistas y los catalanistas de ERC. Este gobierno no ha impedido, sino aceptado, el cierre de empresas importantes como Braum o la reducción de trabajadores - unos 600- en SEAT.

Para aumentar subvenciones a la patronal y beneficiarla, bajo la justificación de combatir la precariedad, el gobierno socialista aprobó en julio de 2006 una nueva reforma laboral con los sindicatos y la patronal. La precariedad del mercado de trabajo es tal que más del 30% de los trabajadores- según los datos oficiales- están viviendo en esta situación, en la cual la inestabilidad, los bajos salarios y el miedo al despido es una constante. De ellos la mayoría son jóvenes y mujeres. La solución que dio el gobierno a la precariedad ha sido dar dinero a los patrones para que conviertan los contratos temporales en indefinidos, rebajar las indemnizaciones de despido y reducir las cuotas e impuestos sociales. Así, el mismo ministro declaraba que la patronal contrataría indefinidamente pues el contrato les saldría más barato. Pero la realidad es tozuda: a pesar de los 4000 millones de euros que los empresarios se están llevando las cifras de temporalidad no bajan del 30%. Es más, en este pasado verano los empleos creados han seguido la misma tónica de siempre de la precariedad.

Las cifras cantan. En el conjunto de España el año pasado los contratos fijos representaron el 11.75% del total de contratos realizados. España sigue siendo de esta forma el país de la UE con mayor tasa de temporalidad en el empleo, situada en un 34,40% frente al 13,70% de, por ejemplo Francia, país vecino. Y la temporalidad es aún mayor en regiones como Andalucía y Extremadura dónde la contratación fija no llega ni al 6% del total de los contratos firmados. Concretamente en Andalucía los contratos fijos representan un 5.95% y en Extremadura un 5.92%.

Las dos caras del crecimiento económico

Por otra parte, el tan cacareado boom económico está dejando huella en todo el país. Una huella que enriquece a unos pocos, la burguesía, a sus políticos, tanto de derecha como de izquierda y que está invadiendo de corrupción los ayuntamientos. Todo ello a costa de la población trabajadora y de los servicios públicos, del entorno natural y haciendo las ciudades inhabitables. Este crecimiento económico se basa en el sector de la construcción. A finales del gobierno de la derecha del PP, todos los terrenos de los municipios se convirtieron en urbanizables, así decían que al haber más terreno para edificar habría más oferta y los precios de las viviendas bajarían aumentando las posibilidades para adquirirlas. Pero el capitalismo es el capitalismo, el dinero es el dinero y los beneficios el motor del crecimiento. Así que amparándose en los créditos baratos, comprando alcaldes y concejales, bancos y constructoras se lanzaron al negocio de la vivienda. Se recalificaron terrenos rústicos, subió el precio de los terrenos, subió el precio de la vivienda hasta cotas increíbles y los préstamos hipotecarios se dispararon. España se ha convertido en una herida urbana, donde las obras públicas, las nuevas viviendas y las reformas de los centros de las ciudades han convertido en un caos a las grandes ciudades. Y lo que es peor los escándalos de corrupción en los ayuntamientos, como es el caso Malaya, en Marbella, está generalizado. Ni la izquierda, ni la derecha, ni los nacionalistas están libres en esta pandemia de corrupción política municipal en todo el país.

Esta situación ha creado los beneficios impresionantes de los grandes bancos y de las grandes constructoras. Por ejemplo, con sólo los beneficios del Banco de Santander - 6.000 millones de euros anuales- se puede pagar el déficit de la Seguridad Social. Estos beneficios han hecho que las grandes constructoras compren las empresas eléctricas en una política de fusiones y opas bursátiles que está llevando a concentrarse cada vez más los grandes sectores productivos en los grandes truts. Eléctricas, petroleras, constructoras y bancos están creando nuevos conglomerados que dominan la economía del país imponiendo la dictadura del capital.

Atentado de eta y reformas autonómicas

Respecto a la situación política este año ha estado marcado por la tregua de ETA y los tira y afloja en la negociación, las reformas de los estatutos de autonomía y las elecciones catalanas a la Generalitat, a primeros de noviembre pasado. Y todo ello bajo la política de oposición de la derecha del PP a Zapatero.

Ahora la tregua con ETA está rota tras el atentando de ETA del sábado 30 de diciembre cuándo colocó un coche bomba en los aparcamientos de la terminal 4 del aeropuerto de Barajas, con el resultado de 2 inmigrantes ecuatorianos hallados muertos tras varios días de búsqueda entre los escombros, además de numerosos destrozos. La bomba colocada por ETA viene a romper 9 meses de ausencia de violencia.

Durante todo el año la oposición derechista del PP ha intentado sacar partido saboteando los intentos de negociación habidos para acabar con la violencia. Desde un principio ha intentado socavar la influencia de Zapatero atacándolo y acusándolo de debilidad y de plegarse a los "terroristas". No ha tenido vergüenza de utilizar el dolor de las víctimas de ETA para impedir el proceso de paz.

Desde el primer momento de las negociaciones, las dos partes han estado echándose en cara la ruptura de los primeros compromisos. Si Zapatero les repite que sin ausencia total de violencia no habrá negociación, ETA y Batasuna le contestan que sin acoso policial y judicial no habrá paz. Por parte de Zapatero se mantiene sin dar pasos que legalicen a los independentistas o acercar los presos de ETA, como medida de diálogo, por la presión de la derecha del PP.

Por otra parte el ruedo nacional de este pasado año ha estado centrado en la reforma de los estatutos de autonomías y en concreto en el Estatut catalán y las últimas elecciones catalanas. Cataluña - junto al País Vasco- ha sido siempre la región donde el nacionalismo ha tenido más implantación. Los avatares de la construcción burguesa de España han hecho que se mantengan las reivindicaciones nacionales como arma de la burguesía y pequeña burguesía catalana. Pero los años de gobierno de los catalanistas de derecha, al igual que el gobierno de izquierda catalanista, no han resuelto la situación de explotación obrera en Cataluña. Al contrario los nacionalistas y la izquierda han creado con la Generalitat, un pequeño estado dentro del Estado español, donde toda una burocracia, con su policía, jueces etc., unos políticos y una pequeña burguesía vive gestionando los 30.000 millones de euros de presupuesto, con sus ligazones empresariales. En realidad toda la reforma del Estatut, como los del resto de España, se reduce a un elemento fundamental: más dinero, más competencias para gestionarlo. Como lo demuestra Cataluña, los nacionalistas no han hecho más que llenarse los bolsillos y mantener los beneficios de la patronal y las subvenciones a la pequeña burguesía. La naturaleza burguesa del Estado no distingue entre izquierda y derecha y el nacionalismo aunque se pinte de izquierda se convierte en un instrumento más de opresión.

Esta situación hace que tradicionalmente la abstención en las elecciones catalanas sea muy alta. Estas últimas elecciones no han salido de la norma. Casi el 50% del electorado no ha votado, al igual que en el referéndum del Estatuto, la mitad de los votantes se quedaron en casa. Las discusiones nacionalistas, y la oferta de los políticos no les interesaban. Todos los partidos han perdido votos, menos IU catalana. Y un nuevo partido antinacionalista ha aparecido en el parlamento. Llevando la bandera del bilingüismo, ha recogido los votos de cerca de 90.000 votos en Barcelona. Una vez más se constata la ausencia de un proyecto comunista que recoja las aspiraciones de la clase obrera fuera del molde catalanista y nacionalista.

Mientras todo esto ha sucedido en 2006 y el nuevo año no ha hecho más que comenzar, la situación de la clase obrera se mantiene en los problemas antes descritos; precariedad, paro, etc. Mientras todos los precios suben, los salarios no lo hacen en la misma proporción. Por ejemplo, la vivienda no para de subir. En Sevilla el metro cuadrado vale 2.445€, lo que supone un aumento de un 15,4% y si hablamos de barrios céntricos el metro cuadrado roza los 6.000€. La alimentación no se escapa a esta escalada de subidas; durante 2006 alimentos de gran consumo como el pollo o la lechuga incrementaron sus precios una media de un 15% y las patatas un 21%. Se rumorea ahora que el kilo de patatas llegará a los 2€ Y el incremento del aceite de oliva, ya de por sí con precios elevados, fue de un 7,65%. Casi todo sube a principios de año y, por supuesto, casi todo por encima de la inflación prevista, un 2%. Por ejemplo, la luz subirá en torno al 2,8%, el gas natural un 2,2%.

En esta situación la clase trabajadora tendrá que reaccionar luchando si quiere resolver y mantener su nivel de vida. Es la lucha de clases. En este sentido no sólo la lucha obrera se necesita, también es necesario que la clase obrera se organice política y socialmente. Por esto es nuestra voluntad de ayudar a crear esa organización que represente los intereses de clase, los ideales comunistas y lucha de la clase trabajadora.